Este pabellón, que representó a España en la Exposición Internacional de Aichi en Japón en 2005, tenía como objetivo explotar como tema la hibridación cultural en la historia española, y en particular, la articulación de las culturas orientales y del centro-este. España tiene una posición única respecto a esta asignatura contemporánea ya que su propia tradición cultural creció desde la hibridación entre culturas judeo-cristianas que formaban Europa y la ocupación islámica en la Península Ibérica entre los siglos VIII y XV. Expresando este tema a través de arquitectura, intentamos conectar este legado histórico específico con una visión de futuro. El pabellón fue diseñado identificando los elementos más característicos de ambas culturas e intentando hibridizarlos en un diseño consistente. Seleccionamos una variedad de tipos comunes en las arquitecturas islámica y cristiana. Arcos y bóvedas, celosías y tracerías fueron identificadas como provenientes de ambas culturas.
El pabellón fue concebido como una envolvente de celosía encerrando series de espacios abovedados interconectados o “capillas”. Cada capilla está construida como una burbuja abovedada, como reinterpretación de las bóvedas góticas ornamentadas y las cúpulas islámicas. La envolvente del pabellón supone una reinterpretación de los elementos de celosía tradicionales, muy comunes en la arquitectura española que refleja la fusión entre arquitectura cristiana e islámica. La celosía encierra un espacio intersticial que suena “engawa”, un espacio presente en la arquitectura tradicional japonesa. Hemos diseñado un tipo de celosía consistente en seis piezas diferentes, basadas en una malla hexagonal (como muchas tracerías góticas e islámicas), codificadas con un color. Lo especial de estas piezas es que cuando están ensambladas nunca se repiten, produciendo un patrón de variación continua en geometría y color. Los bloques están fabricados con cerámica vitrificada, una técnica común en la costa española mediterránea, pero también en la cerámica tradicional japonesa. El proceso actual para hacer una fachada cerámica también simboliza llevar la tierra española a Japón. Los seis colores son variaciones del rojo y amarillo de la bandera española que refleja los colores del vino, rosas, sangre (corridas de toros), sol, arena… internacionalmente asociados con la iconografía española.
Pieza Cerámica. Cada una de las 15.000 piezas que formaban esta celosía geométrica fue diseñada y producida artesanalmente en España. El proceso de producción de las piezas fue diseñado específicamente, debido a las elevadas prestaciones técnicas requeridas por el proyecto y a la complejidad formal de las piezas. La elaboración de las piezas necesitó la utilización de 14 moldes diferentes de pasta húmeda y fueron necesarios dos largos procesos de cocción. La especificidad de estas piezas consiste en que, cuando se ensamblan, nunca se repiten las mismas produciendo una trama discontinua de geometría y color. De esta forma, el conjunto del muro aparece como una membrana irregular, efecto que se ve reforzado por la utilización de una amplia paleta de color en tonos cálidos: dos rojos, un naranja selenio, un amarillo, un salmón y un marrón oscuro.
Premios Cerámica ASCER 2005. Primer premio categoría Arquitectura
SEEI (Sociedad Estatal de Exposiciones Internacionales)
Alejandro Zaera-Polo
Farshid Moussavi
Kensuke Kishikawa
Nerea Calvillo
Izumi Kobayashi
Kenichi Matsuzawa
Ingenia Qed (Contenidos)
Inypsa (Ejecución de proyecto)
Satoru Mishima (imágenes 1-3, 7, 10-13)
Toni Cumella (imagen 6)