Este edificio se inició con el concurso público de anteproyectos para la construcción de una lonja y la reordenación del entorno portuario en Benicarló. Se propuso una solución basada en el concepto de mercado mediterráneo, un contenedor de las diferentes funciones que se ubican en su interior y que se pretenden acondicionar de forma racional y sostenible. Terminará este proceso con un desencuentro entre la idea planteada y la última realidad construida, en la que se obligó a una solución contraria a estos planteamientos, motivo por el cual este proyecto terminó a dos meses del final de las obras.
Asentado en el muelle central y en el borde construido del casco urbano, el edificio tiene la voluntad de mostrarse con rotundidad, presentando el carácter de infraestructura y aglutinando entorno a él la actividad de venta y distribución de la pesca. Encontramos dos escalas, la del edificio y la del usuario. La envolvente general de dimensión 22,5 x 57,4 x 10,5 metros, se construye a partir de una estructura perimetral de pórticos de sección constante y cubrición con vigas prefabricadas “p” de 20 metros de luz, que genera un techo continuo presente desde todas las partes de la obra. Dentro de este volumen se disponen las pequeñas arquitecturas que, compartiendo en planta la estructura de borde con la envolvente, se forman conjugando células estructurales de retícula de 5 metros de lado, adquiriendo ámbito propio y articulándose por su función. Entendemos que es el recorrido de la pesca el que puede explicar la disposición de estas piezas dentro del edificio, con la entrada del pescado desde los barcos, la preparación, subasta informatizada, clasificación en el suelo, añadido de hielo y salida al muelle de carga. Aparecen también las zonas de oficinas, control de acceso, visita externa, almacenes y fábrica de hielo. La compartimentación de estas dotaciones está adscrita a la célula estructural, con carpinterías de aluminio o albañilerías alicatadas.
El cerramiento exterior, planteado desde una idea continua de toda la envolvente, pretende encontrar un aclimatamiento interno a los rigores del verano, produciendo con la sombra y la circulación controlada de la brisa un confort racional. La fachada exterior se proyecta con dos cerramientos separados, el interno para la protección de los usuarios al viento y el cierre a aves y roedores. El externo, dispuesto como celosía para la protección solar, pretende también contener y delimitar el espacio general permitiendo ciertas vistas controladas. Como elementos de fenestración del edificio, estratégicamente ubicadas, aparecen unos grandes ventanales enmarcados por un cajón de hormigón que abarcan el espesor de ambas fachadas. Será la luz reflejada en el mar y en la cerámica y filtrada por la celosía la que nos sorprenda sobre los paramentos internos o nos muestre las sombras veladas al exterior.