Desde el respeto al entorno, tanto a nivel físico como cultural, y siguiendo las tradiciones constructivas locales, los muros de Casa Ter, compuestos por materiales KM0, utiliza una mezcla de hormigón y piedras del río Ter con cerámica, un material con una larga tradición cultural en la vecina La Bisbal.
El proyecto se encuentra situado en el Alt Empordà, una zona que funciona como intersección entre tres paisajes naturales: mar, montaña y campo. Para hacer tangible este contexto a sus usuarios, la casa se compone de dos volúmenes. Una gran pieza alargada cerámica funciona de junta entre los dos volúmenes de la casa y pretende extender esta a lo largo del terreno, generando tres espacios distintos: una zona en el patio posterior orientado a sur y al bosque; un porche interior, pero de carácter exterior; y una zona exterior que te lleva hacia los campos del entorno y que finaliza con la piscina. Toda esta pieza, está hecha con un pavimento cerámico de ladrillo macizo manual de arcilla cocida colocadas de manera ortogonal y por filas. Esta zona pavimentada, es al que pretende albergar los espacios más “públicos” de la casa en cualquier época del año. El pavimento cerámico es en este caso el más significativo, y el que alberga lo que entendemos cómo “vida mediterránea”.
Por otro lado, las mismas baldosas se utilizan de nuevo en los muros, sirviendo de junta de dilatación del monocapa (de textura mimetizada con las de los muros desgastados por el paso del tiempo) y de límite entre el muro, las ventanas y las aberturas del muro. Todo ello, con una composición de carácter horizontal para dotar a la casa con una sensación de reposo sobre el terreno. Las ventanas están moduladas acorde con las líneas horizontales de la pieza manual en fachada y el tamaño de las piezas en sí.