Rehabilitar implica siempre establecer una determinada relación con lo anterior, con los pasados que se acumulan en el espacio de la intervención; y también con el futuro, aquella idea imaginada de lugar hacia la que querríamos tender. Pero implica, sobre todo, una gran capacidad de trabajo con el presente. Borrar o dibujar: eliminar, limpiar, reparar, reconstruir, sustituir, incorporar, añadir… Descubrimientos sucesivos requieren continuamente respuestas diversas y complementarias. Se van tejiendo, muchas veces en tiempo real, las relaciones entre los espacios antiguos y los nuevos, entre los antiguos y los nuevos materiales, entre las antiguas y las nuevas geometrías, entre los operarios que un día erigieron los muros y los que ahora los rehacen. Superposición inacabable de tiempo, deseos, oficios, materias, estrategias, personas.
En la vieja casa del barrio judío la gran carcasa pétrea había sido sabiamente diseñada para establecer una relación óptima con el lugar y el clima. El proyecto busca reconocer, retener y revitalizar las distintas formas de inteligencia depositadas en sus espacios a lo largo del tiempo con el deseo de rehabitarlos. Dos grandes vacíos, dos espacios esencialmente desocupados, califican y estructuran toda la casa: el patio de la escalera gótica y el patio de la muralla. Éstos son los verdaderos centros de gravedad del edificio. Su naturaleza diversa (distintas profundidades, dimensiones, orientaciones, proporciones, aperturas, etc.) configura dos microclimas y microcosmos complementarios. El proyecto se vertebra en la intervención en estos dos vacíos: clarificando su papel de centros organizadores de la estructura funcional del inmueble, recuperando su rol de pulmones naturales de la masa edificada, recogiendo en su interior y en su entorno los espacios abiertos (privados y colectivos) que toda vivienda anhela, y devolviendo a la luz su carácter rugoso, irregular, humano, manual, enigmáticamente complejo y preciosamente imperfecto, que los convierte en paisajes pétreos de todas las dependencias. La nueva capa agregada no pretende nada más ni nada menos que incorporase, con la máxima naturalidad posible, al grosor rico y diverso de ámbitos y rincones que en este lugar han configurado los hombres y sus historias.
Pieza cerámica. Los modelos de baldosa cerámica encontrados y reciclados en la Casa Collage corresponden a principios de siglo XX, producidos artesanalmente y diseñados por el arquitecto Rafael Masó juntamente con el artesano alfarero Alfons Coromina y su hermano, el artista, pintor y escultor Joan Baptista Corominas. Estos modelos concretos fueron aplicados en barandillas, fachadas, porches y revestimientos de chimeneas. Las piezas son de tamaño 20 x 20 cm con grosor variable. El conformado, dependiendo de la pieza, se realizaba con molde de escayola, técnica que consiste en la utilización de un negativo en escayola del objeto a reproducir, o con “galletera” maquina que permitía hacer la mezcla y al mismo tiempo modelar piezas de sección longitudinal uniforme. Tienen un baño de base de engobe blanco, sobre el que posteriormente se aplica un baño de barniz corriente, compuesto de engobe blanco, galena, cuarzo, agua y una pequeña dosis de óxido de hierro. Los colores de las piezas son amarillo oxidado o color paja, dependiendo de cada una. La cocción de las piezas se llevaba a cabo en “hornos morunos”, hornos intermitentes de llama directa y combustible sólido.
Premios Cerámica ASCER 2011. Primer premio categoría Interiorismo
Privado
Ramón Bosch
Bet Capdeferro
Josep Capdeferro
Josep Grau
Joan Anglada
Blázquez Guanter S.L.P. (Estructura)
Capdeferro Constructor S.A. (Mediciones y Presupuesto)
José Hevia